En los oscuros lugares del saber (Peter Kingsley)




Peter Kingsley
Muchas son las ideas que suscita la lectura de este delicioso libro. Una, la de que lo clásico no es un esclerotizado cúmulo de erudición sino un canon fértil en el tiempo, de aplicación viva en el presente. Luego, nos recuerda que el verdadero fin de la filosofía es el amor a la sabiduría, una vía de iniciación y no -como critica Kingsley- una “cárcel o jaula” de “esquemas y estructuras”. También despierta este libro un tema sutil: el de la conexión o deuda del pensamiento griego con Oriente. 

Sabíamos de la importación de algunas ideas de Oriente y de su muy concreta influencia sobre los filósofos presocráticos -Heráclito- y el saber del siglo VI a. de C. (Por cierto, un siglo éste prodigioso para varias culturas del planeta.) Lo que no se nos había probado con claridad era su influjo sobre Parménides y su misterioso poema. (Parmeneides, según una marmórea inscripción última.) Llegamos así al principal mensaje de este libro: una nueva y profunda interpretación del poema de Parménides. Hay, sin embargo, otro tema que el autor explicita ya desde el prólogo: el del “engaño absoluto del mundo en que vivimos, así como de lo que hay detrás”. Por eso, lo que él ha pretendido es “despertar algo olvidado, algo que nos han hecho olvidar”, “un despertar profundamente sanador”. Y es ahí -donde nuestra conciencia de contemporáneos no sabe o no quiere llegar-, “donde está el futuro”.

Para interpretar el poema de Parménides, Kingsley sigue pistas históricas, arqueológicas y literarias. Parte su rastreo histórico de la mítica emigración de los foceos, de sus bienes y conocimientos, a tierras italianas (Sicilia, Velia-Elea, la Poseidonia de los hermosos templos). Con ellos vino un saber secreto que se fecundó a través de corrientes órficas y, sobre todo, pitagóricas. Sin embargo, lo más sugestivo del libro es que la teoría central del autor se sustenta en una serie de inscripciones de piezas arqueológicas -en torno a Parménides- halladas, sobre todo, en Elea. La interpretación de estos hallazgos arqueológicos recientes tienen un carácter sumamente revelador. Esas oscuras inscripciones -desveladas- facilitan la interpretación del poema de Parménides y su trama: el descenso al mundo de los muertos, de mano de los dioses para encontrarse con las enseñanzas de éstos. Nos hallamos ante un doble viaje: el usual, de interpretación epidérmica, que atiende sólo a aspectos míticos y legendarios, y el más importante, que pone en evidencia un proceso de iniciación y de meditación, centrado en una práctica que Kingsley reconoce como “incubación”. En este proceso, la palabra, la música y sus sonidos, los silencios, la quietud extremada, son las vías que abren el conocer.

El poema de Parménides se llena de contenido y se sacan a la luz detalles de ese proceso iniciático que transmite saber y vida, que sana. Lejos de los rasgos generales que hemos subrayado, se nos ofrecen en el libro temas laterales, pero sugestivos, como de qué modo Platón “mata al padre” Parménides y los comentarios al diálogo platónico precisamente titulado Parménides. O cómo éste “adoptó” como heredero a Zenón. Este hermoso libro nos transmite vida y saber, sustentado en una investigación rigurosa que la rica bibliografía final avala. Después de este libro, Parménides no es ya “el padre de la lógica occidental” sino el transmisor de un saber que viene de muy lejos y que adquiere para nosotros una gran actualidad, viveza y utilidad. Lo observamos muy bien cuando el autor recuerda esta cita de Parménides referida a los humanos: “porque la impotencia que sienten en el pecho es lo que guía su pensamiento errático, mientras se ven arrastrados, aturdidos, sordos y ciegos a un tiempo de multitudes indistinguibles e indistinguidas”. Kingsley comenta así esta visión que bien podría ser la del hombre de nuestros días: “Lo que dice es tan práctico que mina todas las nociones que tenemos sobre lo práctico. Si uno se lo toma en serio, no puede seguir viviendo la vida como antes”. Es por ello que este libro supone, ante todo, un revulsivo para el lector.

Antonio Colinas
Publicado el 16/11/2006 en El Cultural.es










Iker Jiménez habla sobre
En los oscuros lugares del saber,
de Peter Kingsley.







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